¿Cómo fortalecer el sistema inmune de nuestros Adultos Mayores?
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En esta fría época del año, vamos a enfocarnos en nuestros Adultos Mayores. Queremos destacar los principales factores de riesgo y, a la vez de prevención, que influyen en la salud e inmunidad de este grupo etario. Sabemos que existen diversas áreas y factores que pueden ser abordadas con el fin de apoyar y fomentar su sistema inmune de defensas, favoreciendo así una salud óptima y disminuyendo el riesgo de enfermar en esta época del año.
¿Por qué prevenir el riesgo de enfermar?
Habitualmente, las infecciones virales o bacterianas desencadenan malestar y síntomas leves en las personas, como congestión nasal, dolor muscular o incluso fiebre moderada. Sin embargo, hay algunos grupos de personas, como los adultos mayores, que pueden desarrollar síntomas más graves. En este grupo de riesgo, los mayores de 70 años y aquellos con condiciones de salud preexistentes como Enfermedad Cardiovascular (ECV), enfermedad renal y diabetes, son de especial cuidado y la prevención es fundamental para evitar el contagio o la severidad de la infección en el caso de enfermar.
¿Por qué las personas mayores podrían estar más en riesgo?
Al envejecer, la función del sistema inmune disminuye progresivamente. Esto ocurre por distintos factores, como la reducción en la producción de glóbulos blancos, el daño producido por los radicales libres (oxidación) y el aumento en la inflamación crónica. Todo lo cual, influye directamente en que el sistema inmune de las personas mayores desarrolle una respuesta más débil ante virus y bacterias.
Por otro lado, es común que las personas mayores tengan una o más afecciones de salud, que puedan comprometer aún más su sistema inmunológico. El gran tema de hoy en la salud pública es la enorme prevalencia de enfermedades cardiovasculares, que simplemente aportan gravedad al contexto de salud de base.
Algunos de los puntos clave que influyen en el sistema inmune de los adultos mayores son:
El uso de múltiples medicamentos es frecuente entre la población de mayor edad, sobre todo, en los mayores de 65 años con enfermedades crónicas. Todos estos medicamentos, van con un fin curativo, sin embargo, en muchos casos no se considera el efecto secundario que tienen sobre la disponibilidad de nutrientes clave en el desarrollo de la respuesta inmune de defensas. Por ejemplo, los inhibidores de la bomba de protones (IBP) y los medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE) pueden reducir los niveles de hierro y la vitamina C, los medicamentos para la presión arterial (por ejemplo, diuréticos, betabloqueantes) pueden reducir el zinc, los broncodilatadores y las estatinas pueden reducir la vitamina D y los antibióticos generan daño en la composición y diversidad microbiota intestinal, alterando directamente la respuesta inmune. Por lo tanto, los medicamentos recetados comúnmente pueden reducir el nivel de los nutrientes necesarios para un sistema inmunológico fuerte.
La deshidratación es común entre las personas mayores. A algunos no les gusta el sabor del agua, mientras que otros optan por una taza de té, sin darse cuenta de que el té y el café deshidratan debido a la cafeína. Incluso, se dice que las personas mayores pueden ser menos propensas a experimentar sed disminuyendo su consumo de agua diario. El problema, es que la deshidratación puede afectar el flujo sanguíneo y la actividad celular, lo que podría comprometer directamente el transporte de nutrientes hidrosolubles como la vitamina C, afectando directamente la respuesta inmune. Finalmente, una inadecuada hidratación es también un importante factor de riesgo para contraer infecciones del tracto urinario (ITU) y puede afectar el funcionamiento de los riñones.
Mala digestión: a medida que envejecemos, la producción de ácido estomacal tiende a disminuir entre un 30 y un 40%, lo que puede comprometer nuestra capacidad para digerir y absorber los nutrientes de los alimentos de manera eficiente. Si a esto le sumamos el uso de múltiples medicamentos, tenemos un factor de riesgo que impacta directamente en nuestro microbioma intestinal, especialmente, si hablamos de antibióticos o inhibidores de la bomba de protones (IBP).
Entonces, una inadecuada función digestiva, junto con una baja diversidad dietética y el uso de múltiples medicamentos, pone en riesgo de deficiencias/insuficiencias de nutrientes a la población de mayor edad, debilitando su sistema inmune a largo plazo.
Algunos nutrientes de especial cuidado, incluyen:
El zinc apoya la función de los glóbulos blancos en el sistema de defensas y su déficit afecta directamente la función del sistema inmune. Estudios han relacionado como la deficiencia de zinc puede aumentar el riesgo de neumonía entre las personas mayores.
La vitamina A apoya múltiples aspectos de la respuesta inmunitaria y su deficiencia se asocia con mayor riesgo de infección.
La vitamina D apoya la salud ósea, la función inmunológica, y la salud mental, por nombrar solo algunas funciones. ¡Sin embargo, un gran porcentaje de la población tiene deficiencia de esta vitamina! Se ha demostrado específicamente que la vitamina D ayuda a prevenir y controlar los síntomas de las infecciones virales en las personas mayores.
El hierro es vital para el transporte saludable de oxígeno por el cuerpo. Por lo tanto, la deficiencia de hierro limita el suministro de oxígeno a las células, lo que provoca fatiga y disminución de la inmunidad.
Los ácidos grasos esenciales (Omega 3), juegan un rol fundamental en el control de la inflamación crónica, la cual es el inicio de muchas enfermedades. Particularmente el contenido de DHA, es fundamental para el apoyo cognitivo y estado de ánimo en nuestros adultos mayores.
Los suplementos Probióticos son fundamentales para restaurar la función intestinal y desde ahí apoyar la digestión, secreción de neurotransmisores (como la serotonina para el ánimo), la respuesta del sistema inmune y secreción de múltiples nutrientes.
NUTRICIÓN Y ESTILO DE VIDA
Minimice el riesgo de deficiencias / insuficiencias de nutrientes consumiendo una dieta variada y colorida rica en frutas frescas, verduras y fuentes de proteínas de buena calidad, incluidos huevos, legumbres, carne y pescado de producción limpia, nueces y semillas. Para aquellos con problemas digestivos, concéntrese en alimentos de fácil digestión, como sopas, batidos, guisos y caldos de huesos.
Para obtener apoyo terapéutico, considere la posibilidad de suplementarse con nutrientes de apoyo inmunológico, como zinc, vitamina A, C y D. No dude en ponerse en contacto con nuestro equipo de Nutrición Clínica para obtener asesoramiento sobre si puede tomar dichos suplementos, teniendo en cuenta los medicamentos que esté tomando actualmente y si es así, en qué dosis (nutricion@biocarechile.cl)
Apoye la digestión con suplementos Probióticos de microorganismos vivos investigados, especialmente si ha tomado antibióticos recientemente.
Aumente su consumo de agua llenando una jarra o botella de agua al comienzo del día y utilícela como un recordatorio visual para beber ese volumen durante el transcurso del día. Intente consumir entre 1,5 y 2 litros por día a menos que su profesional médico le indique lo contrario. Beba a lo largo del día para facilitar la hidratación celular adecuada para garantizar el máximo beneficio.
Haga ejercicio, haga lo que pueda y, si es posible, hágalo al aire libre. Esto puede ser cualquier tipo de movimiento, desde un paseo o una caminata, hasta hacer yoga y estiramientos simples en el jardín. Participe en todo lo que sea físicamente capaz de hacer y, fundamentalmente, disfrute. Es muy importante mantenerse en movimiento por su inmunidad, bienestar emocional y salud en general.
Nutricionista Valeria Riquelme V.
Extracto traducido y adaptado de BioCare UK
https://www.biocare.co.uk/news/elderly-immunity.html